domingo, 7 de agosto de 2011

nocturno

En los bordes de las carreteras
Hay Mástiles y Llantas,
puños levantados, gente abandonada.
Hay chirridos, frases metálicas para decir furgones
Arrullos y rieles, galaxias de Polvo y de hambre
Candidatos y Amores impronunciables
Adjetivos que no alcanzan para tanto perro abandonado
Situaciones normales en las copas flacas de los árboles.
Hay viajeros desahuciados
por el cáncer de las constelaciones,
motivos nacionales para salvarse de la Lluvia.
Hay la cruda insensatez de un cristo que no llega,
que toma cerveza en una piedra enorme,
pobre hombre seco
material predilecto para una bandada de zopilotes.
La carretera es el revoloteo negro de las horas sobre este parabrisas
es el metal derretido, el olor oscuro de la gasolina,
ese ir y venir extraño de tiempo y brújulas.

viernes, 8 de julio de 2011

Colaboración en Revista Literaria Las Malas Juntas

http://lasmalasjuntas.com/2011/07/08/mares/

jueves, 26 de mayo de 2011

;.;.;

tenía las pupilas
huesudas y apiladas,
y la frente, según cuentan, manchada de trenes.

Era flaca como un verbo dividido en cuatro partes,
Ronca como la madera cuando ha dejado de gritarle al viento.

Sus pupilas,
dicen algunos
eran la repetición vidriosa de las calles.
Y su espalda,
la suma interminable de todas las concavidades

Le gustaba ir de un lado a otro
balanceada en el ronroneo de una aspiradora muy vieja
toda ella muy de polvo y de cortinas.

Abrir las ventanas
Liberar los rincones de los muebles
Sentir ese revoltijo de vidas en primera persona,
subiéndole por la pantorrilla
hasta convertirse en barro,
justo antes de llegar a la garganta.

Pero más raro que sus pupilas llenas de huesos
era ver que agosto,
haciéndose llaga en sus piernas,
la iba vaciando,
le iba secando los trenes en la comisura de la boca.

lunes, 21 de febrero de 2011

6:55

Para Tebi, por la imagen



Un basurero de cicatrices, unos cuantos rótulos.
Dentro de todo,
Sigo siendo un estómago
que crece libre y autónomo.
Soy como todas las ciudades que conozco
Humo adjetivado de alambres,
Un matadero de peces y de bocas.

Hoy entraba al turno de las siete,
había presa y vitrinas huecas,
ese tipo de cosas.
Soy esta persona
sentada,
rasurada,
estos 22 días de no meterme un cigarro a la boca.

Ella nunca creyó en mí,
Pero teníamos un gato.
-Un gato y una casa-


Abren faltando cinco.
Normalmente a esta hora no hay nadie
a excepción de un par de craqueros y el guachimán de la esquina.
Pero hoy está ella
Impecable y con las piernas cruzadas.
Ya no recuerdo su cara,
Solamente su tobillo
y la mosca que se le paró encima
Esa negra y diminuta tragedia de lunes.

martes, 11 de enero de 2011

Colaboración Revista Cinosargo

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