domingo, 21 de octubre de 2012

auxiliadora



Recuerdo a mi jefa,
embutido rabioso de carne y medias caladas,
malabarista de tacones siete punto cinco en escala mercalli

La recuerdo haciendo equilibrio en las mañanas,
desenredándose el pelo y dejando una estela de perfume y tristeza por dondequiera que pasaba.
Minifalda rosada, uñas con dibujitos,
rubio intenso sobre las negras raíces del barrio en que nació.

Tristeza doble con amoniaco.

Recuerdo que echaba bendiciones en los momentos más inoportunos,
y recuerdo, también, su forma de sentarse,
ronroneante y ceremoniosa como un gato.
Un gato de ojos tristes y grandes,
de pupilas negras como tormentas.  

Recuerdo que la vimos caer un día.
Se desplomó de repente, para siempre.

Cayó desde los siete pisos de sus tacones de aguja,
rubia, perfumada y completamente sola.

 
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