domingo, 27 de mayo de 2012

Domingo

Amanecí con resaca de ventanas
garganta seca y cabeza vidriosa.
Amanecí pensando en las ciudades que están ahí y nos respiran en la nuca,
colgada de ese trayecto que nos nombra y desaparece

compostela de muertos
muro de los lamentos.

Amanecí acurrucada en este invierno que arrastra las piernas
que levanta sospechas pero no da tregua
que nos escupe viento y nada más que viento.

Amanecí recordando el borde más negro de santiago
Perdida en la calle de setiembre y cicatrices que nos fueron dejando los días.
Me encontré con paredes de vos por todas partes
y ocho años sucediendo a lo lejos, en la cima de una cama revuelta

El día flotando en resacas vidriosas,
compostelas con charcos en el precipicio luminoso del aguacero,
mientras seguimos cayendo en el hocico abierto de lo absurdo.

Amanecí pensando en cómo escapar de mi cabeza,
de vos y las paredes, del desierto y tus pupilas;
de los lugares que tengo apelotados en la garganta
y las toneladas de humo que dan peso muerto a lo que escribo.
 
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